Una quincena de féminas laboran en la Unidad Básica de Producción Cooperativa (UBPC) Alberto Marrero Marrero, ubicada en el Polo Productivo El Alambre del municipio de San Luis, devenido en referencia en la producción de alimentos dados sus resultados positivos en el cumplimiento de los planes y las entregas a la ciudad de Santiago de Cuba.
Un hecho relevante es que la mayoría de las mujeres que aquí trabajan son oriundas de la zona, "orgullosas de ser campesinas y miembros activas de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), organización que también es protagonista de todo cuanto hacemos", dijo con campechana alegría Nelvis del Toro Chacón, jefa de producción de la UBP y vinculada a la producción de 3.5 hectáreas (ha) de esta fértil tierra.
"Son 34 años de trabajo ininterrumpido, recuerdo con añoranza aquellos años 90 cuando este Polo promediaba 17 000 quintales de plátano por caballería", refirió la curtida campesina que actualmente recibe "el 60 por ciento de los ingresos de lo que entregamos, sea de viandas, granos u hortalizas; son medidas que nos benefician muchísimo y en las que la Federación ha sido muy importante, figúrate que la presidenta de la UBPC, Eskatherine Vaillant Vilanón, fue delegada al Congreso que se realizó este año".
Otra federada que, junto a su esposo, se dedica al trabajo agrícola es Yudismari Castro Marange, una joven que desde hace cuatro años atiende tres ha, "con muy buenos resultados; nuestros ingresos oscilan entre los 170 000 y los 190 000 pesos, porque hay alta productividad de maíz, yuca y frijol; sin dejar de atender la casa y participar en las actividades de la FMC en nuestra comunidad", acotó.
"Lo que pasa es que las mujeres han demostrado que pueden ser tan eficientes como los hombres, incluso mejores, pero en trabajo en equipo es lo más importante", destacó Yuniel Osmani Labrada, el compañero en la vida y en en trabajo de Yudismari. "Es por eso que admiro estas conquistas de la Federación fundada por Fidel y Vilma", expresó Yuniel Osmani mientras preparaba, auxiliado por su mujer, la yunta de buey para preparar la tierra.
La alegría también es notoria en el rostro de Madelín Sáez Núñez, una mujer tímida y de pocas palabras, pero con un extraordinario ímpetu a la hora de sembrar, atender y cosechar, "tengo solo una hectárea que siempre tiene algo: yuca todo el año; calabaza en marzo y septiembre; maíz en abril y septiembre; y frijoles en el mes de octubre, cuando me enfoco en la campaña de frío".
De acuerdo con las tres campesinas, la FMC "es la realización de los sueños de nuestras antepasadas y como dicen, ha sido también una Revolución dentro de la Revolución; nosotras estamos orgullosas de ser parte de ella y de continuar luchando por Cuba, desde los campos de El Alambre".
Ciertamente, con mujeres que, como los hombres -y a la manera de José Martí-, sirven, y hacen que la tierra sirva, las dificultades se tornan pequeñas y los beneficios abundan.
Fuente: Periódico Sierra Maestra