Fuente: CMKC Radio Revolución
“(…) Este Almeida es un pichón de Maceo. Su dignidad, su honor, su honradez, su amor a la justicia y su bravura de guerrero, unida a su humildad y su raza, es lo más parecido al Titán que he visto en mi vida revolucionaria. Es uno de los pocos y verdaderos baluartes que tenemos. Alegría y tristeza son los sentimientos que se experimentan en estos momentos: alegría, por ir a cumplir una misión; tristeza, por separarnos del hermano querido”.
Así lo expresó en una ocasión Raúl Castro al separarse de su entrañable amigo durante la lucha en la Sierra Maestra; y precisamente como fiel heredero de la estirpe de ese otro cubano indómito: Antonio Maceo, recordamos cada septiembre al “músico Comandante” Juan Almeida Bosque.
Para muchos es considerado por su manera de ser y su amor a esta ciudad, un santiaguero de entrañas, de pura cepa, incluso conociendo que su origen humilde tuvo lugar en la provincia de La Habana el 17 de febrero de 1927. Y es que su vida se caracterizó por la sencillez y el patriotismo por encima de todas las cosas, y en Santiago de Cuba encontró amigos, familia y hogar, antes y durante su descanso eterno.
Todavía el pueblo cubano se resiste a su ausencia física, y ya serán 10 años de su partida este 11 de septiembre. La principal razón es que, aunque los santiagueros ya no lo encuentran como era costumbre sentado en el Parque Céspedes, caminando por la calle Enramadas, disfrutando de un juego de pelota en el “Guillermón”, o descargando en la Casa de la Trova, es imposible olvidar a ese hombre que más allá de los cargos que ocupara en el Partido y en el Consejo de Estado, siempre fue un hombre de pueblo, de este pueblo.
Dicen que era muy conversador y que cualquiera que se le acercara recibía su cariño y su atención como un amigo más o un hermano. Tal vez porque en su infancia, en una familia numerosa y con disímiles privaciones económicas, tuvo que andar como un juglar, de aquí para allá acumulando todo tipo de experiencias, e intercambiando con muchas personas diferentes en su camino.
Almeida… el albañil, el asaltante al Moncada, el prisionero político de Isla de Pinos, el expedicionario del Granma, el guerrillero del Ejército Rebelde, el fundador del Tercer Frente Dr. Mario Muñoz Monroy, el más fiel y consecuente seguidor de las ideas de Fidel y Raúl, el primero siempre en la línea de combate; fue también el compositor de más de 300 canciones y autor de una docena de libros de gran valor para el conocimiento de la Historia de Cuba.
Como pocos, gracias a su sensibilidad sin límites, pudo combinar sus tareas como miembro del Buró Político del Comité Central del Partido desde su fundación en 1965; Diputado a la Asamblea Nacional y Vicepresidente del Consejo de Estado; la presidencia de la Dirección Nacional de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana (ACRC), entre otras con su fecunda e intensa obra artística.
Los estudios de grabación “Siboney”, de la Egrem, también forman parte imprescindible del legado sonoro de Juan Almeida, quien fundara este sello el 5 de julio de 1980 para convertirse en la primera institución de su tipo en el país fuera de La Habana, y donde se atesora un amplio archivo que recoge desde la música tradicional y la cancionística, hasta el son y la música folclórica.
En la antigua provincia de Oriente, fungió como delegado del Buró Político del Partido, por lo que estuvo muy ligado al desarrollo socioeconómico de esta región. De ahí que el músico, el poeta, el artista, el Comandante de la Revolución, se encuentre entre los más queridos por el pueblo, sobre todo el de Santiago de Cuba, donde contribuyó a materializar inversiones sociales y económicas, y a preservar sitios históricos de nuestra provincia, como el Museo Casa Natal de Antonio Maceo.
No es difícil comprender entonces por qué permanecerá siempre en el corazón de los santiagueros, como ejemplo de firmeza, valentía y sólidas convicciones revolucionarias.